Desde un modesto centro de internet enclavado en un barrio cualquiera de la capital podría fraguarse con facilidad un delito o fraude electrónico.Enviar un correo falso, camuflado desde una cuenta distinta a la del “hacker” se hace mucho más fácil desde un “cyber café” dado los frágiles sistemas de seguridad con los que cuentan y que convierten a sus usuarios en potenciales víctimas de la suplantación de identidad.
El único control que llevan los centros visitados por elCaribe en Capotillo, Villas Agrícolas y el ensanche Luperón, es una hoja cuadriculada en donde apuntan la hora en la que el cliente empieza a utilizar la computadora y cuál aparato usa, pero no sus datos personales.
Veinte pesos son suficientes para navegar durante una hora por internet. A lo largo del día, una computadora es utilizada por varias personas con lo cual se hace prácticamente imposible rastrear la identidad de los usuarios. Aunque se lograra determinar la dirección IP o número que identifica el dispositivo desde el cual fue cometido el “hackeo”, no se podría saber quién fue el infractor ya que muchos usaron el mismo aparato.
“En torno a estos centros de acceso público a internet en el país existen debilidades muy serias en cuanto al control y monitoreo de las personas que los utilizan. Esa debilidad consiste en no llevar un registro ordenado con nombre, hora y cédula, lo cual dificulta que cuando se lleva a cabo un cyberdelito o manipulación de datos a través de Internet, las autoridades no sepan quién llevó a cabo la acción”, indicó el experto en tecnología, Hiddekel Morrison.
Señaló que en países como EE.UU., Chile y Argentina existen ordenanzas que obligan a quienes regentan estos establecimientos a exigir la identificación de sus clientes a través de la cédula o un programa informático en el que el usuario ingresa una clave cuando inicia sesión y sus datos quedan registrados.
Una aplicación permite copiar datos de un equipo
Morrison explicó que una de las formas de hackear consiste en que “el hacker envía un correo con un mensaje y cuando usted trata de abrirlo, una aplicación se ejecuta y se queda instalada en su computadora.
Esto permite que cada vez que usted digite algo él pueda verlo, como por ejemplo su contraseña y a través de ese mecanismo pueda accesar a su cuenta de correo”.
Tienes toda la razon en lo que dice el articulo, pero y l@s niñ@s, que no tienen sus padres los recursos para comprarles un ordenador y aun menos para pagar los precios tan altos del internet en sus casas?
estoy totalmente de acuerdo con que se regularicen los centros de internet, pero los gobiernos, los ricos, los millonarios y hasta nosotros debemos hacer algo al respecto, con las COMPAÑIAS TELEFONICAS Y SUS INALCANZABLE PRECIOS DE LA TELEFONIA VOZ Y DATA.
saludos,
John Jiménez