Hace tiempo que la era digital amenazaba a los tradicionales libros en papel. El éxito de la electrónica se ha confirmado en el último informe de la asociación de editores de EEUU que arroja los resultados de las ventas de libros en el último mes de febrero. ‘The Association of American Publishers’ afirma que se han vendido copias por valor de 90,3 millones de dólares, un crecimiento del 202,3% respecto al año pasado.
Los estadounidense no sólo han comprado más libros electrónicos sino que cada vez se animan más a consumir audiolibros para descarga, cuyas ventas han crecido un 36,7% interanual con ventas por valor de 6,9 millones de dólares.
En lo que va de 2011 los libros electrónicos han crecido un 169,4% respecto al mismo período de 2010 -lo que supone unos ingresos de 164,1 millones de dólares- mientras los impresos han decrecido un 24,8%, hasta unos ingresos de 441,7 millones de dólares. Es decir, la venta de formatos digitales sube pero supone una cantidad inferior a la de formatos impresos, aunque ésta haya caído.
El nuevo formato no sólo crea una nueva forma de lectura sino que está generando nuevas tendencias e intereses de los compradores. Según los editores, en formato electrónico se reaviva el interés por libros que llevan más de un año impresos. Además, aquellos compradores que adquieren un nuevo título de un autor y les gusta suelen repetir con otras obras del mismo escritor.
Los mayores beneficiarios de este éxito serán las compañías que venden estos nuevos formatos, especialmente Apple, Amazon o Barnes & Noble. La otra cara de la moneda no es tan amable, los precios más reducidos de las librerías electrónicas reducen el número de ventas de las librerías tradicionales que se encuentran en una encrucijada. Si la nueva tendencia se expande, y el patrón estadounidense se repite en los demás países, los vendedores tendrán que encontrar una alternativa para superar el jaque de las electrónicas.