Brandon Bryant trabajó entre 2007 y 2011 como operador de drones estadounidenses y participó en ataques con estas aeronaves no tripuladas en Irak, Afganistán, Pakistán y Yemen.
En un bombardeo en territorio afgano quedó «profundamente convencido» de que una de las víctimas fue un niño y sintió «repugnancia». «¿Cómo podían ser nuestras acciones legales y justas?», comenzó a preguntarse. Tras cuatro años y medio, en los que Bryantayudó a matar a más de 1.600 personas, decidió abandonar el programa secreto de drones.
